lunes, 25 de julio de 2011

evidencia- caso de emprendimiento

Cuando Juan Gabriel González va a un restaurante de alto nivel a capacitar a meseros y personal de cocina sobre el agua lo miran con extrañeza. Pero después de que hace su exposición y presenta su Agua del Nacimiento en botella de vidrio, el mensaje llega.

La marca que se ha posicionado como gourmet lleva cerca de 15 años de desarrollo.

Viene de la finca que desde hace más de 30 años tiene su padre, Carlos González, en el Piedemonte Llanero, y quien en ese entonces no imaginaba que vender el agua embotellada iba a ser un negocio.

Hacia el 2006, Juan Gabriel González, después de hacer una maestría en Boston, estudió el mercado y se dio cuenta de que el agua de la finca de su padre no era igual a las marcas comerciales porque, según afirma, no requiere ser tratada.

Ese es el punto de partida de un negocio que se mueve en tres ciudades y que se comercializa en restaurantes y hoteles.

¿Cómo llega a la concepción del producto?

Si yo voy a vender el mejor producto, me tengo que diferenciar frente a los que ya están ofreciendo en el mercado y la primera consideración es el envase.

El vidrio fue la primera opción. Además, en la actualidad, el vidrio es un factor a favor de la sostenibilidad.

¿Y la elección de los canales de venta?

Coincidencialmente se daba, hace seis años en Bogotá, el auge de los restaurantes premium y los hoteles.

En estos sitios estaban aburridos de poner una botella fea en la mesa. El hecho de que el contenido era mejor y el haber innovado en diseño y en envase nos dio el empuje a nosotros.

También nos ha ayudado que el ex presidente Uribe, por recomendación de su bioenergética, tomará nuestra agua.

Así mismo, estamos en hogares y podemos llevarles 24 botellas a domicilio, siempre y cuando estemos dentro de la ruta. Y así hemos hecho en las tres ciudades abriendo camino. Es un privilegio que la gente se la pueda tomar en su casa.

¿Qué cobertura tiene el producto?

Lo tenemos en Bogotá, Cartagena y Cali. Esperamos llegar a otras ciudades. Estamos todavía con un porcentaje minúsculo del mercado respecto a las otras marcas, pero ya se logró posicionar.

Proponemos toda la experiencia del agua: el camión que la reparte y el señor que la entrega deben tener una presentación acorde con la imagen del producto.

¿Dónde embotellan?

En el Piedemonte Llanero, a 10 minutos de Villavicencio, en la misma reserva.

¿Cuánto vale la botella de agua al público?

Esta botella de agua puede valer 2.000 pesos, comparada con lo que hay en el mercado (1.200–1.300 pesos). A uno no le venden lo mejor más barato, eso nunca pasa. Estamos regulados por el Invima y superamos las condiciones de esa entidad.

¿Usted garantiza entonces que a Agua del Nacimiento no se le hace nada?

Una de nuestras fortalezas es que es un agua neutra, mientras que la de la Sabana de Bogotá es ácida.

No me hubiera metido en este negocio del agua si no hubiera comprobado que lo que hay dentro de la botella de vidrio es mejor; competir con las grandes marcas hubiera sido una locura.

¿Su agua es ‘gourmet’?

Creo que se puede llamar así. Pero siendo un agua muy buena no tendría que limitarse a ser gourmet, es más importante que el mercado empiece a entender las diferencias de las aguas.

Al ser la única en vidrio es lo que más la ha posicionado en esa categoría, porque la gente la ha visto como elegante.

UN MARCA QUE APENAS EMPIEZA, PERO QUE GANA ESPACIO EN EL MERCADO

En este momento, Agua del Nacimiento vende 160.000 botellas mensuales en las tres ciudades que componen su mercado.

“Al comparar esa cifra en el mercado de aguas embotelladas en Colombia estamos casi en el uno por ciento y eso.

Es un tema de distribución, de cultura y cobertura”, comenta Juan Gabriel González.

¿Cuál es la respuesta del consumidor que seguramente también conoce las aguas importadas?

Contra las importadas hay un diferencial de precio y eso ya ayuda. Además, nos hemos dado cuenta, y es parte de la campaña para estimular el consumo de nuestra marca, de que hay que ser locales. Tampoco tiene sentido traer un agua desde Francia desde el punto de vista de la sostenibilidad


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